Estás tan tranquilo zapeando en la tele y ves que anuncian un nuevo capítulo de esa serie satírica de animación norteamericana, o que ponen una película de humor de productores jóvenes y rompedores. Quizá has llevado a tu hijo de seis años a ver la famosa película de las salchichas que hablan... Y entonces, es como si te golpeara la cara con un cojín un niño de diez años mientras se ríe frenéticamente, hasta las cejas de azúcar durante una fiesta de cumpleaños, con la cara de manchada de tarta de chocolate. Flipas, y no en el buen sentido.
Después de que maten a Kenny lo mejor es verse una porno con la madre de Cartman como protagonista :P |
¿Por qué de un tiempo a ésta parte, el humor "puntero" que viene de Estados Unidos es chusco, infantil y directo como un hachazo a tus neuronas? No parece una tendencia casual. Comparemos, por ejemplo, el humor inteligente y "para todos los públicos" de la "generación Groening" y series míticas como Futurama o Los Simpsons, con las series de animación que "lo petan" hoy en día en Estados Unidos (la factoría de Seth MacFarlane, South Park, etc.). ¿No contenían las primeras un mensaje moral apropiado, y ciertos valores?
Los clichés racistas no solo impregnan la obra de MacFarlane, si no que hoy por hoy son el "rollo" en el que se mueve la sociedad norteamericana. Para muestra, un botón.
¿Y que contienen las segundas? Temporada tras temporada, las series de nuevo cuño se radicalizan. El mensaje nos habla de una sociedad a la que le resulta gracioso verse retratada: gente que pasa totalmente de los valores familiares, narcisistas e hijos de perra como Roger Smith (que no hay artículo del código penal que no haya infringido), intelectuales pedantes como Brian Griffin (que se llenan la boca con un mensaje progre, pero que tan individualistas y aplastacabezas como el resto), tacos chuscos, escenas de sexo turbio, drogas y chistes raciales por doquier.
En "Juerga hasta el fin" nos introducimos en mundo donde adquiere protagonismo tanto una charla sobre violar o no violar a Emma Watson, "la pistola de la película Flyboys que funciona", "Te has comido mu puta Milky Way" o "Channing Tatum es mi putita y entro ahí cuando quiero".
Y de telón de fondo, el humor infantil, directo. ¿Cuando se convirtió en algo gracioso, casi provocador, el enfrentamiento cinematográfico entre una ducha vaginal, una salchicha y un bollito, sales de baño mediante, con el mensaje de "follad, follad, que el mundo se va a acabar"? Un mensaje que incluye una orgía en la que paquetes de galletas enculan salvajemente a botes de ketchup y similar. ¿Innecesario? Quizá sea la única forma de llegar una audiencia moderna más estulta, que reacciona solo ante impulsos fuertes.
¿El conflicto árabe-israelí? Tonterías. Vea como todas las diferencias del mundo se resuelven dando rienda suelta a los instintos reproductivos. Quizá con una sociedad menos reprimida en lo sexual, como la norteamericana, un mensaje como éste no sería rompedor. Pues no lo es.
Hay que admitir que los guionistas son buenos. Ciertas situaciones te hacen reír, o al menos sonreír. Luego algo te toca la fibra sensible, un tema sobre el tú consideras que no se debe bromear. Y te das cuenta de que da igual. El humor actual de éstos figuras es como un "gang-rape", que te golpea lo quieras o no, y que potencialmente te puede destrozar. O al menos, cabrear.
Un curso acelerado del "humor del caca, culo, pedo, pis" nos lleva a través de la obra de dos Seth (Rogen y MacFarlane), un James (Franco) y cualquier tipo de "road movie" o película chusca de gracietas orientada para fumetas, adolescentes o similar. Incluso la muy notable "Me llamo Earl" no se escapa a éstos clichés que tanto venden. Clichés que perpetuan estereotipos, o quizá son un simple reflejo de un hecho patente en ésta etapa de crisis en la sociedad norteamericana: solo se habían barnizado los problemas, que afloran cuando el conservadurismo vuelve a tomar las riendas. El único mecanismo de denuncia de los "más progres" dentro de ésta sociedad, parece ser la ofensa mediante la burla más directa y dolorosa posible.
Honrosas y recientes excepciones todavía conmueven nuestro corazón. Una lección magistral de Groening sobre cómo hacer una serie con un humor más bestia y que todavía haya espacio para conmoverse con mensajes de lo más humano y atemporal.
La cuestión es. ¿Merece el resto del planeta que el listón de lo cómico haya bajado de tal manera, a causa de conflictos internos dentro de la sociedad estadounidense? Lo cierto es que la última vez que un producto audiovisual de sátira animada triunfó en Europa y el resto del mundo con un humor inteligente (Futurama) la serie fue cancelada por que "el público norteamericano no entendía ese humor tan sofisticado". Siempre nos quedarán "los Simpson"...
No es todo paja entre el trigo. A veces éstos mismos directores demuestran que, cuando quieren, pueden hacernos reír con escenas como ésta: acabar con el "querido líder" con la música de Katy Perry sonando de fondo. Por que "las margaritas no son gay".
Blanco y en botella.